miércoles, 25 de junio de 2008

Otra vez en el Camino IV (de Barbadelo a Gonzar)

Dia 9 de junio de 2008 (Lunes)
De nuevo estamos en el camino, la etapa de hoy con sus 26.6 kms. es una de las míticas de la ruta, estamos en la Galicia profunda con sus caseríos, sus vaquerías y sus huertas sembradas generalmente para el autoconsumo, su población envejecida y sus costumbres ancestrales; y es interesante, porque en ella pasamos por el km 100 de los que ya quedan para llegar a Santiago. A partir de ahora los kilómetros parecen que son mas cortos, ya a escasa distancia de la meta. La ruta discurre por estrechas "corredoiras", senderos y carreteras secundarias, que llevan a unos lugares de escasa trascendencia, a aldeas que si las miramos desde el punto de vista poblacional ó económico no tienen ningún atractivo, pasamos por ellas como si de un espejismo de tratara, sin el mas mínimo de los servicios, lo que te hace pensar lo dura que debe ser la vida diaria de las personas que en ellas habitan y explican el porque de la emigracion hacia otras latitudes ó a la ciudad. Salimos de Barbadelo por asfalto siguiendo la cuesta que nos llevara a la siguiente población, Rente, a la salida nos encontramos con un laberinto de caminos que nos llevan hacia el oeste, siguiendo la ruta hemos de aclarar, que los mojones kilométricos la mayoría de las veces están situados en función a la disponibilidad y no en sus distancias exactas, aunque si aproximadas, por lo que podemos encontrar que rápidamente pasamos del 104 al 103 y después cuesta encontrar el 102, aunque después se regulariza la situación y van siendo mas exactos. Tras un corto camino nos encontramos con Peruscallo y una vereda que a veces es el desagüe de una rivera nos lleva a Cortiñas, ya empiezan a verse con mas asiduidad los hórreos de planta rectangular que sirven para secar el maíz y en este deambular por veredas y caminos llegamos a Brea, a cuya salida esta el km. 100, al poco y tras un solitario y antiguo caserío nos encontramos con una ermita de piedra donde es costumbre que los peregrinos dejen mensajes para otros mas rezagados, su estructura es sencilla y revela como debían ser las capillas y ermitorios que bordeaban los caminos de la ruta jacobea durante la edad media, en esta capilla, si esta abierta podemos ver, si la humedad no se los ha llevado por delante algunos frescos pintados en sus paredes. Tras dos horas de ruta, llegamos a Ferreiros, por el nombre ya os podéis imaginar de donde le viene el nombre, antiguas herrerías servían de soporte económico a la localidad y a la zona, aunque ahora el soporte que le pueden aportar al peregrino es de ser un interesante punto de abastecimiento de los pocos que hay en esta etapa. A la salida se encuentra su iglesia, modesta pero con un interesante pórtico románico, seguimos el camino por asfalto después de pasar por Pena, Mercadoiro y Parrocha, que son simplemente explotaciones ganaderas, para llegar una localidad un poco mayor, Vilachá, un poco mas grande pero también sin ningún servicio básico y tras salir a campo a través un gran descenso nos lleva al valle del Miño, al otro lado esta la ciudad de Portomarin, merece la pena desplazarse un poco a la izquierda y conocer el monasterio de Loio y los restos de una ermita donde cuenta la leyenda que un grupo de 12 caballeros se juramentaron para proteger a los peregrinos de los musulmanes, fue en el año 1170 y así nació la Orden de Santiago que tanto bien hizo en favor de los peregrinos de este camino. Pasamos por las proximidades de Portomarin, localidad reconstruida a raíz de la construccion en 1963 del pantano de Belesar. Portomarin, Portus Minie en el Codex Calistino, estaba formado por dos barrios, San Nicolás y San Pedro, uno en cada margen del río Miño y quedaron inundados por el pantano. Fue una ciudad importante, durante el medievo tuvo hospital y residencia para peregrinos, fue destruido por doña Urraca en la guerra que mantuvo con su marido Alfonso el Batallador para frenar el avance de este y vuelto a levantar en 1120, pero no todo quedo bajo las aguas en 1963 por el pantano, su iglesia-fortaleza, levantada por la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, que también estuvo por estas latitudes, fue desmontada piedra a piedra y llevada al promontorio que hoy ocupa el pueblo, todavía hoy se puede ver la numeración de las mismas en su fachada izquierda, merece la pena ver la balconada de su ayuntamiento, en la plaza y la fachada de la iglesia de San Pedro en un estilo de transición entre el románico y el gótico, a la salida y después de atravesar la pasarela sobre el embalse de Belesar, y seguir hasta Toxibol nos dirigimos al final de la ruta del día de hoy, Gonzar, pequeña localidad de casas diseminadas, nos quedamos en el albergue privado, Casa Garcia, la estancia es maravillosa, y su comida mejor, después de una caminata como la de hoy, merecía la pena el alojamiento, limpio, sus instalaciones nuevas o así nos lo parecieron y su cocina excelente y al mejor precio, si querías repetir, repetías, así que los cinco después de una buena y reconfortante ducha nos sentamos a la mesa y nos pusimos como dicen los taurinos " de grana y oro".

No hay comentarios: