Penúltima jornada de camino, salimos
temprano de
Negreira camino de la comarca de
Xallas y municipio de
Dumbria en el que se encuentra
Oliveiroa, el camino transcurre tranquilo. Un pequeño puente sobre el río
Barcala sitúa al peregrino a la salida de
Negreira en el antiguo camino real a
Fisterra. Así nos lo recuerdan lugares como
Camiño Real y
Portocamiño. El camino transcurre por un
altiplano con excelentes vista y con gran cantidad de muestras de la arquitectura popular sobre todo representada por
hórreos, construcciones para la
conservación de productos del campo, la jornada de hoy transcurre sin grandes dificultades. como siempre bastante asfalto y con pocos puntos para el
reabastecimiento de bebidas, esto viene siendo la
tónica de todo el camino.
Uno de los puntos de mayor interés paisajístico se ofrece al
caminante en las estribaciones del monte Aro desde donde se pueden contemplar hermosos prados teñidos de verde y repletos de ganado pastando. En la parte final de este tramo el río
Xallas y sus riberas se hacen presentes sobre todo en
Ponteolveira, donde se puede comprobar la transparencia de sus aguas,
contemplándose a
través de las mismas su fauna, truchas de todos los tamaños sobre el lecho pedregoso del
río. La ruta toca a su fin cuando se alcanza el lugar de
Olveiroa.
Llegamos a
Oliveiroa sobre la una de la tarde, en ese momento, ya diversas personas
están apostadas a la entrada del albergue esperando su apertura, un ca
rtél lo anuncia " El Albergue se abre a las 16 horas", otra vez 3 horas sin poderte duchar a la espera de la apertura. Del albergue hablaremos a
continuación, nos encontramos en un
núcleo de apenas 10 edificaciones y dada la hora que era nos dividimos en dos grupos y mientras unos hacen cola para no perder el turno en el albergue otros se van a sondear la posibilidad de pernoctar en una casa rural que existe como a 150 metros de el. La casa rural cuenta con
cafetería y restaurante, al final encontramos el alojamiento un poco caro y nos decidimos por el albergue. A la vuelta al mismo, nos quedamos guardando turno y los anteriores se fueron a tomar algo y a comprar unos bocadillos para comer, ya que no
podíamos movernos de
allí ante la posibilidad de no coger cama. Bueno, los bocadillo son los bocadillos mas grandes que yo he visto en mi vida, con dos de ellos comimos los cuatro y los otros dos decidimos dejarlos para desayunar al
día siguiente. A las cuatro mas o menos, llego la hospitalera, nos puso en fila, descarto a algunas personas y las mando al final de la cola y
repartió las camas.
Explíco, la hospitalera se va a las 11 de la m
añana a la parada del
autobús y observa quien llega en él, a la hora de repartir los alojamientos, descarta a estas personas y solamente tienen alojamiento si quedan libres camas, una vez asignadas las de los caminantes. El albergue esta situado al lado de una
vaquería, no os
podéis imaginar la cantidad de moscas que pululan por él, molestan para todo y las hay de todos los colores y tamaños, lo
único bueno es que por la noche, se quedan quietas y no te molestan para dormir. Pasamos la tarde visitando los pocos alrededores que se
podían visitar, cenamos en el restaurante de la casa rural, por cierto que muy bien en todos los sentidos, limpio, bien servido, comida abundante, hasta nos ofrecieron repetir de todos los platos y muy importante, muy bien de precio. dado que no
teníamos otra
opción mejor,
después de cenar nos fuimos a dormir, el
día siguiente seria el ultimo y final de la ruta que nos
teníamos planteada.
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