martes, 31 de julio de 2007

Fisterra, fin del camino


Hoy terminaremos el camino, desde Oliveiroa salimos muy temprano, a las 5 de la mañana, yo diría que excesivamente temprano, con lo cual el inicio de la jornada la hacemos de noche y no vemos el paisaje, que por estas latitudes es precioso, debimos pasar cerca de algún embalse, ya que oíamos el murmullo de aguas en cascada, craso error que no volveremos a cometer caso de hacer este camino de nuevo. La jornada se prevé larga, el paisaje como he comentado antes muy bonito y los avituallamientos como siempre muy distantes. salimos de Oliveiroa y hasta pasados unas dos horas y media de camino, no encontramos nada donde desayunar, lo hicimos en un bar de carretera, donde nos advirtieron que hasta 18 kms mas adelante, en Cee no tendríamos una nueva oportunidad de tomar algo. Aproximadamente a unos 500 metros de este punto tenemos el cruce en el que tendremos que elegir si vamos a Fisterra ó nos dirigimos a Muxia, dado que nuestro fin de camino es el primero , giramos hacia la izquierda y nos adentramos en el camino hasta Fisterra. Seguimos por una bonita senda bordeada de nuevas plantaciones de castaños, que en su momento reemplazaran a los arboles destruidos por los incendios del año pasado, la comarca de Fisterra esta toda arrasada y podemos ver arboles quemados por todas partes. Después caminar por esta senda durante algunos kilometros nos encontramos con el santuario de nuestra Señora de las Nieves, con su "fuente santa" que es la fachada que esta en la foto y donde los peregrinos tienen la ocasión de plasmar en un libro que tienen en el exterior sus impresiones o deseos para el camino. A partir de este punto iniciamos un suave ascenso que nos llevara en poco tiempo a divisar una esplendida vista de Cee y toda su costa. Tras una larga bajada con mal firme, que caso de esta lloviendo se convertiria en el lecho de una riera, llegamos a la localidad de Cee, bonita ciudad donde son dignos de visitar el pazo de O Cotón y el edificio decimonónico de la Fundación Fernando Blanco que son dos de los símbolos de la localidad, en la que también destaca la iglesia de A Xunqueira, de cabecera gótica, pasado el paseo marítimo de Cee entramos en Corcubion, con sus temibles cuestas, sin duda una de las mas fuertes de todo el camino desde Santiago, el pueblo es muy bonito, declarado conjunto histórico-artístico es fiel reflejo en gran medida de la antigua relevancia de su puerto. La iglesia de San Marcos, gótico-marinera y neogótica, debe su nombre a la imagen del patrono de la localidad. Después de cruzar Sardinheiro de abaixo y Estorde el camino llega a Fisterra bordeando, durante unos dos kilómetros, la hermosa y extensa playa de Langosteira. Una vez en la localidad nos dirigimos hacia el final de nuestro viaje, el cabo de Finisterre donde después de visitarlo, Felipe cumplió con su deseo de quemar las zapatillas y una camiseta de las utilizadas en el camino. Como en un principio teníamos pensado que al llegar a este punto volveríamos a Santiago en un autobús que sale a las 4 de la tarde de Fisterra, y el albergue no abría hasta las 5, antes de llegar, nos pusimos en contacto con Pili, mujer de Tomas H. y "secretaria" del grupo, quien se encargo de llamar a la hospitalera del albergue, Begoña, y después de arduas gestiones logro que nos abrieran a las 12 de la mañana para expedirnos la "Finisterra", credencial que acreditaba que habíamos terminado el camino en "A costa da morte", por cierto, Begoña muy eficiente y simpática. Así como en Santiago nos fotografiamos con la revista de la Universidad de Mayores "Aula Magna", aquí Tomas H. donó al albergue un faxcimil de la "Compostela" que acredito su camino de Santiago desde Badajoz en el año 1964 y que la hospitalera, sorprendida, tanto por el formato y texto de la misma, que no conocía, como por el gesto, prometió enmarcarla y colocarla en la oficina del albergue. A continuación bajamos del faro y como lo prometido es deuda nos fuimos al restaurante O´Ancora y nos dimos como homenaje una buena mariscada regada con abundante albariño. Aunque en un principio teníamos prevista la vuelta a Santiago, al final decidimos hacerla en taxis, que nos llevo hasta el aeropuerto de Lavacolla, donde teníamos reservado un coche sin conductor que nos llevaría de vuelta a Badajoz.

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